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ocasión solemne es una importante oportunidad para transmitir el mensaje de que nos
sentir�amos satisfechos si se estrecharan los lazos entre los dos imperios. No me pareció
conveniente empezar la visita con acusaciones de un ataque armado sin motivo
perpetrado por un esclavo imperial contra los representantes especiales de Barrayar.
La amenaza era obvia: a pesar del maquillaje, Miles se daba cuenta de que el
ghemcoronel la hab�a captado. Y Vorreedi lo estaba pensando.
�Puede usted... probar sus palabras, lord Vorkosigan? preguntó Benin con cautela.
�Tenernos todav�a el destructor nervioso, Ivan? Miles hizo un gesto hacia su
primo.
Ivan sacó el arma del bolsillo y la colocó sobre la mesa despacio, con cuidado,
toc�ndola apenas con las yemas de los dedos. Despu�s, volvió a poner las manos sobre
las piernas. Evitó la mirada furiosa de Vorreedi. El coronel y Benin alargaron la mano
hacia el destructor al mismo tiempo y se detuvieron, con el ce�o fruncido y una mirada
desafiante.
Disculpe usted dijo Yorreedi . No lo hab�a visto antes.
�En serio? preguntó Benin. El tono implicaba: Que extraordinario . Adelante.
La mano cayó a su lado con amabilidad.
Vorreedi levantó el arma y la examinó con cuidado: entre otras cosas, se fijó que el
dispositivo de seguridad estaba puesto antes de entregarla con gesto amable a Benin.
Le devuelvo el arma con sumo gusto, ghemcoronel siguió diciendo Miles , a
cambio de la información que usted pueda deducir de ella. Si al final resulta proceder del
Jard�n Celestial, no ser�a de gran ayuda, pero si Ba Lura la consiguió en su viaje... tal vez
eso nos revele mucho. Usted puede investigar algo as� mucho m�s que yo. Miles hizo
una pausa y agregó-: �A qui�n visitó Ba Lura cuando abandonó la estación por primera
vez?
Benin levantó la vista, que ten�a fija en el destructor nervioso. Fue a una nave
anclada fuera de la estación.
�Podr�a ser m�s concreto?
No.
Disc�lpeme. Me gustar�a volver a formular la pregunta. �Podr�a usted ser m�s
concreto si quisiera?
Benin dejó el destructor sobre la mesa y se reclinó; aunque resultara imposible de
creer, su expresión de inter�s y atención se intensificó. Se quedó callado durante un largo
instante, mirando a Miles; despu�s contestó:
No, desgraciadamente, no.
Mierda. Las tres naves de hautgobernadores ancladas fuera de la estación de
transferencia eran las de Ilsum Kety, Slyke Giaja y Este Rond. �se podr�a haber sido el
final de la triangulación, pero Benin no ten�a el dato. Todav�a.
Me interesar�a particularmente entender la forma en que control de tr�nsito o lo que
se hizo pasar por control de tr�nsito nos dirigió al compartimiento erróneo... al
compartimiento en el que atracamos en primer lugar.
�Por qu� entró Ba Lura en su vehivaina? �Cómo lo explica usted? preguntó Benin
a su vez.
Fue un encuentro muy confuso, ghemcoronel. No podemos descartar que se tratara
de un accidente. Al contrario, si el encuentro fue intencional, no hay duda de que algo les
salió muy mal.
Ch�pate �sa, dec�a la cara silenciosa de Ivan. Miles lo ignoró.
De todos modos, ghemcoronel, espero que esto lo ayude a organizar sus
investigaciones siguió diciendo Miles en tono terminante. Seguramente Benin estaba
impaciente por correr tras su nueva pista: el destructor nervioso.
Benin no se movió.
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�Y qu� fue lo que realmente discutieron usted y la haut Rian, lord Vorkosigan?
Si desea usted una respuesta, tendr� que formularle la pregunta a la haut Rian,
ghemcoronel. Ella es tan cetagandana como el departamento que usted dirige.
L�stima . Pero a mi entender, el dolor de la haut Rian por la muerte de Ba Lura es
bastante aut�ntico.
Benin parpadeó una vez.
No entiendo cómo puede usted juzgar la profundidad de su sufrimiento... �La ha visto
usted muchas veces?
Es una deducción... Y si no terminaba con todo eso en ese mismo instante,
meter�a la pata tan hasta el fondo que iban a necesitar una gr�a para sacarla. A Vorreedi
ten�a que tratarlo con la mayor delicadeza; pero a Benin, no... . Todo esto es fascinante,
ghemcoronel, pero por desgracia esta ma�ana no dispongo de mucho tiempo. Sin
embargo, si llega a descubrir de dónde procede el destructor nervioso y adónde fue Ba
Lura, le agradecer�a profundamente la oportunidad de seguir con esta conversación. Se
sentó, cruzó los brazos y le ofreció una cordial sonrisa.
Lo que deber�a haber hecho Vorreedi era anunciar en voz bien alta que ten�an todo el
tiempo del mundo y dejar que Benin se ocupara de todo. Eso habr�a hecho Miles en su
lugar. Pero no cab�a duda de que Vorreedi estaba impaciente por hablar con Miles a
solas, y en lugar de permitir una conversación m�s larga, se levantó para se�alar el final
de la entrevista. Benin, hu�sped de la embajada en territorio ajeno, accedió con gesto
amargo no era su modo normal de proceder, de eso Miles estaba seguro y se levantó
sin comentarios.
Tenemos una conversación pendiente, lord Vorkosigan. Esto no se termina aqu�. Se
lo aseguro afirmó en tono oscuro.
Eso espero, se�or. Eli,... �ha seguido usted mi consejo? �Sobre bloqueo de
interferencias?
Benin hizo una pausa, con una expresión que de pronto se hab�a vuelto un poco
abstracta.
S�, s�.
�Y cómo le fue?
Mejor de lo que esperaba.
Me alegro.
A Miles le pareció que la despedida de Benin, casi un saludo militar, era evidentemente
irónica pero no del todo hostil.
Vorreedi escoltó a su invitado hasta la puerta, pero lo entregó al guardia y volvió a la
peque�a habitación antes de que Miles e Ivan tuvieran tiempo de escapar.
El coronel miró a Miles a los ojos, y �ste lamentó que su inmunidad diplom�tica no
incluyera tambi�n al oficial de protocolo. �Pensaba Vorreedi separarlo de Ivan y conseguir
la información por su primo? Ivan estaba practicando el arte de la invisibilidad, deporte
para el que le sobraba habilidad, por cierto.
En caso de que no se haya dado cuenta, teniente Vorkosigan, yo no soy un hongo
dijo en tono firme y peligroso.
Un hongo: algo que crece en la oscuridad y se alimenta con información podrida, claro.
Miles contuvo un suspiro.
Se�or, dir�jase a mi comandante. Es decir, Illyan, quien tambi�n era el superior de
Vorreedi . Si �l le da v�a libre, soy todo suyo. Hasta entonces, lo mejor ser� seguir
adelante como hasta ahora.
�Confiando en su instinto? citó Vorreedi con sequedad.
Todav�a no dispongo de conclusiones que pueda compartir con usted, se�or.
Y su instinto... �sugiere alguna conexión entre Ba Lura y lord Yenaro?
Vorreedi tambi�n ten�a instinto, s�. Sin ese don no habr�a llegado a ocupar su puesto...
�Adem�s del hecho de que los dos tuvieron un encuentro conmigo? No... ninguna
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sugerencia en la que se pueda... confiar. Estoy buscando pruebas. Cuando las tenga...
bueno, habr� llegado a alguna parte.
�Adónde exactamente?
Creo que si las cosas siguen as�, voy a estar metido en el secreto m�s grande que
usted haya imaginado.
Cuando llegue lo sabr�, se�or.
Nosotros dos tambi�n tenemos una conversación pendiente, lord Vorkosigan. Puede
contar con ella. Vorreedi le dedicó un gesto seco con la cabeza y salió bruscamente.
Sin duda iba a contarle las nuevas complicaciones de su vida al embajador Vorob'yev. [ Pobierz całość w formacie PDF ]